"No hay certeza del mañana”Es un adagio que suena muy oportuno para cualquiera que tenga una bomba de gasolina. Las actividades relacionadas con la distribución de hidrocarburos se consideraban más que sólidas hasta hace poco. Aproximadamente como las de la gran cadena Blockbuster en vísperas de la expansión de internet y Netflix o las de Nokia antes de la llegada del iPhone. Con la propagación de la electricidad, las gasolineras hoy ven las mismas nubes en el horizonte.
No es que todo haya sido rosa y flores para ellos hasta ahora.: apretujados entre el Estado y las grandes empresas logran embolsarse unos 3 céntimos de euro por litro.
No es novedad que pequeños surtidores de gasolina sean los protagonistas de una masacre progresiva (sólo en Milán han desaparecido 150 en 10 año). Quedarse (y nacer) son las grandes estaciones de servicio las que mantienen su beneficio gracias a las "no petroleras", o los servicios auxiliares como el catering.
¿Qué pasará cuando con la expansión de los vehículos eléctricos recarguemos en casa o en la oficina o en las columnas??
Obviamente, esta es una pregunta que muchos se hacen, tanto es así que hay firmas consultoras – Venga a Insight Research en el Reino Unido – que organizan tours específicos en Noruega para estudiar el cambio en el país donde se está produciendo antes de las previsiones. Ya hay muchos casos de gasolineras convertidas en centrales eléctricas para cubrir las necesidades de un aparcamiento en electrificación disruptiva y el modelo más exitoso es el que combina restauración u otra actividad comercial para no solo recargar el vehículo.
Aquí tampoco faltan las gasolineras que prefieren cerrar, también porque para afrontar el cambio se necesita un inversión sustancial.
Las petroleras se mueven: con Ergio ya que 2017 ha abandonado el petróleo por renovables, Repsol el año pasado comenzó a instalar estaciones de carga ultrarrápida en sus estaciones de España. Anche Eni gas y electricidad recientemente ha puesto en marcha una decena de estaciones en nuestro país a través de su filial Eni e-Start y gracias al acuerdo firmado con ionidad.
Convertir totalmente una estación de combustible en una estación de energía hoy es una apuesta cara de los cuales los altos costos son ciertos y aún no las ganancias. Pero aparece como la única manera posible. Ciertamente no son inversiones que pueda absorber un solo gasolinero y es fundamental el apoyo de las empresas o del Estado.