Después de la aprehensión, ansiedad, bajo estrés – cuando no los efectos reales de la enfermedad – este período dictado por la tiranía del COVID-19 nos está enseñando cosas nuevas sobre el mundo, en la sociedad, en nosotros mismos. Un voltio positivo, otras veces menos, pero también es un tiempo de aprendizaje.
No quiero hablar del virus más de lo que ya se está haciendo masivamente, exagerado, desesperado y cuestionable. Pero tengo que nombrarlo y tocarlo, perché el cierre de las actividades dictado por el gobierno ha producido efectos no solo en la economía, pero también en el medio ambiente como ya lo han destacado muchos medios de comunicación (por ejemplo, este artículo en ilPost) o más simplemente detectado por muchas personas. Éste, por ejemplo, esto es lo que señala mi amiga Silvia en este tuit, autor de “El día se come la noche” una de las novelas mas interesantes del momento:
Como se esperaba – pero nunca se da por sentado – después de unos días de encierro, el aire en el valle del Po es más limpio. Y no es solo un sentimiento. Para confirmar esto también es el ESA (Agencia Espacial Europea), la agencia espacial europea que fotografió la situación desde lo alto de su satélite. Esta es la imagen tomada en enero.:
Si bien este es el último tomado 11 marzo:
Para ser riguroso, no puede tomar estas imágenes sin agregar una consideración: el bloque empresarial no actuó solo. También se produjeron condiciones climáticas favorables, como algo de precipitación y viento, entre las dos imágenes.. Esta conciencia, sin embargo, no resta valor a lo que está ahí para que todos lo vean., de Milán a Venecia a Turín.
Si nos desplazamos Gorjeo la Instagram podemos leer el asombro de quienes se encuentran viendo su ciudad completamente diferente: más limpio y más transpirable.
Solo saca tu nariz por la ventana – tambien porque te recuerdo que TE QUEDAS EN CASA! – para sentir el aire menos pesado. Por no mencionar el ruido.
Vivo a corta distancia de la A4 y a pesar de las barreras siempre queda el fondo del paso vehicular. Soportable, pero hay. En estos días, especialmente en la noche, hay un silencio que me dejo incrédulo en el balcón con las orejas aguzadas.
A los que viven en la ciudad les cuesta reconocerla. No más caos, ruidos, de fumar.
Es difícil no reconocer ahora que existe la contaminación del transporte, c’è. Cada vez será más difícil argumentar que las únicas causas de la contaminación son la producción industrial o la calefacción. El transporte individual también juega su papel y ahora está en las narices de todos.
Estos son los efectos que podríamos obtener con la transición no solo a eléctrica sino a una movilidad más consciente y maduro. Con un uso más cuidadoso del coche, con un mayor uso de vehículos ligeros como motocicletas y bicicletas y transporte público.
Porque el coronavirus es una emergencia temporal, pero la crisis ambiental no es y debe ser atendida de inmediato. El hecho de que un virus que ataca las vías respiratorias haya, parece, mayor éxito precisamente en las zonas donde el aire está más contaminado, creo que puede llevar a cualquiera a conclusiones fáciles.
Sueño? utopía? Espero que después de la emergencia del coronavirus muchos se acuerden de cómo están nuestras ciudades y nuestros llanos en estos días de cuarentena.
